Los roedores prosperaron en el África prehistórica desde los desiertos hasta las selvas tropicales, lo que los convirtió en una fuente de alimentos estable y abundante, tal como señala la paleontóloga Alisa J. Winkler, de la Universidad Metodista del sur, Estados Unidos, experta en fósiles de roedores y conejos. Ahora los fósiles de roedores están demostrando mejor que nunca su utilidad para los científicos, pues aportan datos vitales sobre la evolución humana, como queda bien reflejado en un nuevo estudio de Winkler y sus colegas Christiane Denys, del Museo Nacional de Historia Nacional de París, y D. Margaret Avery del Museo Iziko de Sudáfrica, en Ciudad del Cabo.
Los roedores constituyen el mayor orden de mamíferos vivos, y representan el 42 por ciento de toda la diversidad de los mamíferos en el mundo. Los datos obtenibles de los roedores pueden corroborar indicios aportados por fósiles de vegetales y animales, y hasta por la geología, sobre los antiguos entornos en los que vivieron nuestros antepasados humanos y otros mamíferos prehistóricos.
Además, los roedores existen desde bastante antes que los seres humanos y que los ancestros del Ser Humano en África. Los primeros roedores del norte de África datan de hace unos 50 millones de años. Hoy las familias de roedores africanos conocidas por los científicos ascienden a 14.
Fósiles de roedores también han sido hallados en otros yacimientos paleontológicos más antiguos del África Oriental.
En muchos de estos sitios, la identificación de los roedores proporciona información importante sobre la ecología local y sobre los cambios medioambientales a través del tiempo, como demuestra el nuevo estudio, en el que se ha pasado revista a las investigaciones científicas sobre el tema. (MANUEL FELIPE)
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